Punto Bai Hui: calmando tu mente y pensamientos.

El ser humano en occidente trata de controlarlo todo. Tenemos la falsa creencia que podemos, y casi debemos, tener todo bajo control. Creemos tener el control sobre nuestra casa, nuestro trabajo, nuestro ocio, nuestra economía, nuestra pareja y nuestros hijos. Además intentamos controlar todo a la vez haciendo verdaderos malabarismos y esfuerzos heroicos cada día […]

El ser humano en occidente trata de controlarlo todo. Tenemos la falsa creencia que podemos, y casi debemos, tener todo bajo control. Creemos tener el control sobre nuestra casa, nuestro trabajo, nuestro ocio, nuestra economía, nuestra pareja y nuestros hijos. Además intentamos controlar todo a la vez haciendo verdaderos malabarismos y esfuerzos heroicos cada día de nuestra vida. Cuando llega la noche y creemos (falsamente) que todo ha estado bajo nuestra supervisión, funcionando según nuestros deseos, disfrutamos de unos instantes de satisfacción. Nos suele durar poco. Recibimos un pequeño chute de dopamina y… ¡a dormir!, que mañana comienza otra etapa de este maratón del control. Menuda prueba deportiva más curiosa. Parece que nunca vaya a tener fin. Parece que nuestra vida está, a periodos, controlada. Hasta que llega un día que la vida te recuerda que hay muchos aspectos que te has matado por controlar y que realmente siempre han estado fuera de tu control. Y entonces, parte de tu vida explota. Y tras el shock inicial vuelves a bajar a la tierra y recibes una dosis gigante de humildad en forma de lección: todo lo que has intentado controlar nunca ha estado realmente bajo tu control. Sólo lo aparentaba, a veces. Y es que nos pasamos la vida intentando controlar todo lo que nos rodea (cosas, situaciones y personas) sin darnos cuenta que lo único que tenemos que tener todo lo controlado posible no está fuera. Nunca lo ha estado.

Tu mente te envía más de 6.200 pensamientos cada día. No hay un solo momento del día en el que no estés pensando, consciente o inconscientemente. De hecho, compartimos casi todos esa locura colectiva que es tener muchos pensamientos a la vez. A veces hasta son pensamientos totalmente contradictorios. Es como si decenas de enemigos sedientos de sangre fueran encerrados juntos en una minúsculo pisito de Ikea. El caos y el sufrimiento están asegurados.

Cada pensamiento origina en ti una emoción. Algunas las identificas como positivas y otras como negativas. Lamentablemente si te has sentido identificado y llevas esa vida de lucha y control, cuando pase un tiempo habrás comenzado a encontrarte mal. A tener cada vez más espacios donde las emociones negativas predominen y, por consiguiente, han sido precedidas de sus respectivos pensamientos. En ocasiones se han juntado tantos pensamientos en tu mente que juntos se han enredado y hecho una bola, cual ovillo de lana y no somos ni capaces de identificarlos con claridad.

Lo que no sabemos es parar nuestra mente. No nos han enseñado a ello. No nos han dicho como controlarla. Nos han educado en el control de todo lo que nos rodea, pero se olvidaron de enseñarnos como controlarnos a nosotros mismos.

Para ello propongo un ejercicio muy simple que explico a continuación.

Vamos a localizar un punto genial de acupuntura. Os lo presento:

Se llama punto BAI HUI. También llamado punto de las cien reuniones (o de los cien pensamientos).  La presión de este punto nos puede ayudar a combatir la cefalea, hacernos sentir más despiertos, mejorar la circulación de la parte más alta del cuerpo… Pero la presión mantenida de este punto, sobretodo, va a ayudarnos a que nuestros pensamientos se ralenticen, aclarándose así nuestra mente.

Para localizarlo tenéis que imaginar una línea imaginaria que une la punta de vuestras dos orejas. Exactamente a medio camino se encuentra dicho punto. Para aseguraros que lo habéis encontrado os invito a que hagáis una presión moderada con el dedo medio o bien con el medio y el índice, en dicho lugar. Hallaréis una zona donde esa presión molesta más que otras anexas. Esa área tiene un tamaño aproximado de 2 centímetros.

 

El ejercicio consiste en ejercer una presión moderada (que no duela, pero que se note) con uno o dos dedos. Hacedlo mientras estáis sentado cómodamente en un lugar donde os podáis permitir el lujo de sólo estar con vosotros mismos. Un lugar libre de distracciones. A la par que ejercéis dicha presión, respirad tranquila y profundamente. Llevad el aire hacia el abdomen para luego soltarlo por la nariz o por la boca. Despacio. Sentid ese aire rozando vuestra nariz y llenando vuestros pulmones. Concedeos al menos 5 minutos al día para realizar este ejercicio. Es un tiempo de conexión con vosotros. Es un regalo de ti para ti mismo. Disfrútalo.

 

Y si queréis hacer un regalo a otro, por supuesto, también podéis presionarle dicho punto mientras le invitáis a que simplemente desconecte y respire tranquilo.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Información básica sobre protección de datos Ver más

  • Responsable: Pedro Molera.
  • Finalidad:  Moderar los comentarios.
  • Legitimación:  Por consentimiento del interesado.
  • Destinatarios y encargados de tratamiento:  No se ceden o comunican datos a terceros para prestar este servicio. El Titular ha contratado los servicios de alojamiento web a Banahosting que actúa como encargado de tratamiento.
  • Derechos: Acceder, rectificar y suprimir los datos.
  • Información Adicional: Puede consultar la información detallada en la Política de Privacidad.

Scroll al inicio
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos y para mostrarte publicidad relacionada con sus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad